Zgryźliwość kojarzy mi się z radością, która źle skończyła.
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE ESPAÑOLA…
65
ONOMÁZEIN 12 (2005/2): 65-81
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE
ESPAÑOLA, LATINA Y ALEMANA
Claudia Chuaqui Farrú
Pontificia Universidad Católica de Chile
Correo electrónico: cchuaqui@med.puc.cl
Resumen
El presente artículo consiste en un estudio comparativo de algunos rasgos en
el orden de las palabras entre las lenguas española, latina y alemana. Los
ejemplos han sido escogidos en su gran mayoría de textos literarios.
Palabras clave
: orden de palabras; español; latín; alemán.
Abstract
This article compares certain features of Spanish, Latin and German word
order. Examples have been taken primarily from literary texts.
Key-words
: Word order; Spanish; Latin; German.
La diversidad de las lenguas no es una diversidad de
sonidos y signos, sino una diversidad de las
perspectivas mismas del mundo.
(Die Verschiedenheit der Sprachen
ist nicht eine
Ve rschiedenheit an Schällen und Zeichen, sondern
eine Verschiedenheit der Weltansichten selbst
.
)
1
W
ILHELM
VON
H
UMBOLDT
1
Los textos en idiomas extranjeros han sido traducidos al español por la autora del presente
artículo.
66
CLAUDIA CHUAQUI FARRÚ
En la ordenación de los elementos oracionales influyen diversos
factores. Para delimitarlos, creemos conveniente distinguir primero
lo que hemos denominado “orden fijo
(el formal
y
el
semántico
) y
or
d
en g
ra
ma
t
icalmente libr
e”
. Como se verá más adelante, en este
estudio interesa este último. El
orden fijo
está determinado por dos
tipos de factores: el
formal
y el
semántico
. Entendemos
por factor
determinante formal
el que radica en la estructura del idioma. Así,
por ejemplo, el adjetivo atributivo en alemán se halla siempre ante-
puesto al sustantivo: ,,indogermanische Sprachen” (lenguas
indogermánicas); no es posible elegir otra ordenación. A este tipo
pertenece también la falta de diferenciación desinencial que en oca-
siones restringe las posibilidades de ordenación. Por ejemplo, pode-
mos elegir entre “un estudio básico de medicina” y “un estudio de
medicina básico”; pero si en lugar del sustantivo masculino de este
ejemplo usamos uno femenino, tal elección ya no es posible por la
falta de una desinencia para el genitivo: “una investigación básica de
medicina” es la única alternativa, ya que en “una investigación de
medicina básica” se entiende el adjetivo concertado con el nombre
que lo antecede. Por último, a la clase de factores formales pertene-
cen ciertas ordenaciones rígidas sancionadas por el uso, así:
res
publica
,
pater familias
,
tanto opere
(república, padre de familia, con
tanto trabajo), etc. Estas especies de fórmulas existen naturalmente
también en castellano: la pura verdad, rara vez, buena suerte; y en
alemán:
gnädiger
2
Herr=
“señor”, en alocuciones,
eine ganze Weile
(un buen rato).
El
factor determinante semántico
se refiere al cambio de sig-
nificado que experimenta un grupo de palabras según el orden que
tengan. Así, tanto en latín como en castellano, el adjetivo atributivo
en general puede ir antepuesto o pospuesto al sustantivo (posiciones
subjetiva y objetiva, respectivamente)
3
. Hay casos en que no es posi-
ble elegir entre estos matices debido a la diferencia fundamental de
significado que toman una y otra ordenación. Así, son bien conocidos
los casos como “pobre hombre” y “hombre pobre”, “un triste espec-
táculo” y “un espectáculo triste”, “una nueva casa” y “una casa
nueva”, “cualquier mujer” y “mujer cualquiera” y “summus mons” y
“mons summus”, (“la cima del monte”, “el monte más alto”), “praetor
urbanus” (“pretor urbano”) y “urbanus praetor” (“pretor espiritual”).
2
La palabra
gnädig
en alemán significa, entre otras cosas: clemente, misericordioso; favora-
ble, propicio. Cf. Slaby R. J,. Grossmann R.,
Diccionario de las lenguas española y
alemana,
C. Illig, Herder Verlag, 1975, s. v.
gnädig.
´
3
Cf. Gili Gaya S.
Curso superior de sintaxis española
, Edit. Bibliograf, Barcelona 1964,
pág. 85-86.
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE ESPAÑOLA…
67
Excluidos todos los factores que fijan la ordenación de algunos
elementos oracionales, queda un cierto grado de libertad para colocar
los elementos restantes. Ahora bien, dentro de esta flexibilidad
gramaticalmente posible no es absoluta la libertad en la ordenación.
Parece ser que cada una de las lenguas señaladas, ante la posibilidad de
elegir, tiende a una ordenación más o menos característica, en que se
expresa el cuño, el espíritu propio del idioma. Justamente en este
sentido hemos usado el concepto de frase, en correspondencia con la
cuarta y quinta acepción que da el
Diccionario de la Lengua Española,
de la Real Academia Española, respectivamente: “Modo particular de
una lengua o uso que de ella hace un escritor u orador” e “Índole y
aire especial de cada lengua”
4
. Está fuera de nuestro alcance analizar
los factores que determinan esas tendencias; los podríamos llamar
factores estilísticos, como lo sugiere Jules Marouzeau, al indicar que
las ordenaciones de alguna manera obligatorias no interesan a la esti-
lística, por la imposibilidad de elegir: “Un orden impuesto, sin variante
posible, no interesa al estilo, puesto que no admite elección”
5
. En todo
caso, no son factores propiamente gramaticales. Así, por ejemplo, la
oración “un trabajo de gramática estoy preparando” es extraña al espa-
ñol no porque se infrinja alguna norma gramatical, sino porque no
tiene el ritmo espontáneo de la frase castellana (nótese lo natural que
resulta la oración si el verbo se pone en primer lugar).
En la
Gramática de la Lengua Española
, la Real Academia
señala que el castellano pertenece a los idiomas descendentes
6
, es
decir, en que los vocablos se ordenan de manera que cada uno deter-
mina al que le precede, o dicho de otro modo, en orden decreciente
de importancia.
Indica además que el latín y el alemán ofrecen construcciones
mixtas y que otras lenguas son ascendentes.
El propósito de este estudio es analizar la frase latina, española
y alemana según los conceptos de ordenaciones antes enunciados.
I)
LA FRASE LATINA
La riqueza en inflexiones del latín permite un grado extraordinaria-
mente alto de flexibilidad en la ordenación de los vocablos. Como
4
Diccionario de la Lengua Española
, Real Academia Española (2001), s. v.
frase
.
5
“Un ordre imposé, sans variante possible, n’intéresse pas le style, puisqu’il ne comporte pas
de choix”. Marouzeau, J.,
Traité de stylistique latine
, Société d’Editons “Les belles Lettres”,
Paris, 1970, pág. 322.
6
Cf
. Gramática de la Lengua Española
, Real Academia Española, Edit. Espasa-Calpe, Ma-
drid, 1959, pág. 155, nota (2).
68
CLAUDIA CHUAQUI FARRÚ
dice el gran lingüista alemán Hermann Menge: “El orden de las
palabras en la lengua latina, en la que la relación gramatical de las
palabras se reconoce fácilmente por las flexiones, es mucho más
móvil y libre que en los idiomas modernos”
7
.
Es tal la libertad del latín en cuanto al orden de las palabras, que
incluso las construcciones más comunes de esta lengua no son posi-
bles ni en alemán ni en castellano:
Acerrimo vir
ingenio
= “Un varón de ingenio agudo (fino, sutil, acérri-
mo)”. Literalmente: “De agudo un varón ingenio”.
Huius auctoritatem loci
= “La autoridad de este lugar”. Literalmente: “De
este autoridad lugar”.
Omnes omnium
temporum imperatores
: “Todos los emperadores de todos
los tiempos”. Literalmente: “Todos de todos los tiempos emperadores”.
Mea fuit semper haec
in hac
re voluntas:
“Siempre fue esta mi voluntad
en este asunto”. Literalmente: “Mía fue siempre esta en este asunto volun-
tad”.
Atrox Romanorum ad Cannas clades
8
: “La atroz derrota de los romanos
en Canas”. Literalmente: “La atroz de los romanos en Canas derrota”.
Ello sucede a veces a tal extremo que el propio Quintiliano
reprocha a Virgilio la
mixtura verborum
que ofrecen algunos de sus
versos
9
. Casi podría decirse que por regla la ordenación parece capri-
chosa incluso en la prosa:
Ad mortem te Catilina duci iussu consulis iam pridem oportebat…
Catilinam orbem terrae caede et incendiis vastare cupientem nos consules
perferemus?
10
“Ya tiempo ha debía habérsete conducido a la muerte por mandato del
cónsul, Catilina”.
“¿Toleraremos nosotros cónsules a Catilina deseoso de devastar el orbe
terráqueo con matanza e incendios?”
7
“Die
Wortstellung
(Ordo verborum) ist in der lateinischen Sprache, in welcher sich die
grammatische Beziehung der Wörter aus deren Flexionsendungen leicht erkennen läßt, weit
beweglicher und freier als in den neueren Sprachen”. Menge, H.,
Repetitorium der lateinischen
Syntax und Stilistik
, Gottschalksche Verlagsbuchhandlung, Leverkusen, 1953, pág. 535; cf.
también Eisenhut, W., óp. cit., pág. 26.
8
Cf. Menge, H, óp. cit., pág. 356, nota 1.
9
Marouzeau, J., óp. cit., pág. 322.
10
Cicerón,
Catilinaria
I, 2, 3; citado por Eisenhut, W.,
Die Lateinische Sprache
, Ernst Heimeran
Ve rlag, München, 1970, pág. 215.
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE ESPAÑOLA…
69
Pero lo caprichoso es solo aparente. ¿Qué tendencias se mani-
fiestan dentro de este orden tan libre? Esencialmente, la tendencia
retórica, de ahí el alto valor estético de la frase latina, aparte de su
precisión y concisión.
“Para Cicerón y Quintiliano, hablar latín es en primer lugar saber gober-
nar su lengua, su soplo y su voz: ‘Para que hablemos latín… se deben
moderar la lengua, la respiración y el sonido mismo de la voz’”
11
.
Cabe citar aquí las palabras de Nietzsche:
“Este mosaico de palabras, donde cada palabra como sonido, lugar y
concepto deja fluir su fuerza a izquierda y derecha y pasando por sobre el
todo; este mínimo en extensión y número de los signos, este máximo
alcanzado con ello en energía de los signos, todo esto es romano y, si se
me quiere creer, elegante por excelencia”
12
. Así, son posibles una amplísi-
ma variedad de ritmos y figuras literarias, todas tendientes a la perfección
estética del discurso (H. Menge habla de ,,ein kunstmaßïg gebautes
Gefüge”,
13
“un período construido artísticamente”).
Los siguientes versos de Horacio dan una idea de ello
14
:
Aequam memento rebus in arduis
servare mentem, non secus in bonis
ab insolenti temperatam
laetitia, moriture Delli.
Un intento de traducción podría ser:
“Recuerda conservar la mente equilibrada
en las situaciones difíciles, en las favorables
no de otro modo temperada por la
desacostumbrada alegría, tú Delo que vas a morir”.
11
“Pour Cicéron et Quintilien, parler latin, c’est d’abord savoir gouverner sa langue, son
souffle et sa voix: ‘Ut latine loquamur…lingua et spiritus et vocis sonus est ipse moderandus’
(
De orat.
III, 40).” Marouzeau, J., óp. cit., pág. 1-2.
12
,,Dies Mosaik von Worten, wo jedes Wort als Klang, als Ort, als Begriff nach rechts und
links und über das Ganze hin seine Kraft ausströmt, dies Minimum in Umfang und Zahl der
Zeichen, das damit erreichte Maximum in der Energie der Zeichen, das alles ist römisch
und, wenn man mir glauben will, vornehm par excellence.” Nietzsche, F.,
Götzendämmerung
,
Was ich den Alten verdanke
. En
Nietzsches Werke
. Verlag ,,Das Bergland-Buch”, Salzburg,
1952, Tomo II), pág. 964.
13
Menge, H., óp. cit., pág. 363.
13
Odas
, II 3, transcritas por Eisenhut, W., óp. cit., pág. 243.
14
Odas
, II 3, transcritas por Eisenhut, W., óp. cit., pág. 243.
zanotowane.pl doc.pisz.pl pdf.pisz.pl hannaeva.xlx.pl
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ONOMÁZEIN 12 (2005/2): 65-81
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE
ESPAÑOLA, LATINA Y ALEMANA
Claudia Chuaqui Farrú
Pontificia Universidad Católica de Chile
Correo electrónico: cchuaqui@med.puc.cl
Resumen
El presente artículo consiste en un estudio comparativo de algunos rasgos en
el orden de las palabras entre las lenguas española, latina y alemana. Los
ejemplos han sido escogidos en su gran mayoría de textos literarios.
Palabras clave
: orden de palabras; español; latín; alemán.
Abstract
This article compares certain features of Spanish, Latin and German word
order. Examples have been taken primarily from literary texts.
Key-words
: Word order; Spanish; Latin; German.
La diversidad de las lenguas no es una diversidad de
sonidos y signos, sino una diversidad de las
perspectivas mismas del mundo.
(Die Verschiedenheit der Sprachen
ist nicht eine
Ve rschiedenheit an Schällen und Zeichen, sondern
eine Verschiedenheit der Weltansichten selbst
.
)
1
W
ILHELM
VON
H
UMBOLDT
1
Los textos en idiomas extranjeros han sido traducidos al español por la autora del presente
artículo.
66
CLAUDIA CHUAQUI FARRÚ
En la ordenación de los elementos oracionales influyen diversos
factores. Para delimitarlos, creemos conveniente distinguir primero
lo que hemos denominado “orden fijo
(el formal
y
el
semántico
) y
or
d
en g
ra
ma
t
icalmente libr
e”
. Como se verá más adelante, en este
estudio interesa este último. El
orden fijo
está determinado por dos
tipos de factores: el
formal
y el
semántico
. Entendemos
por factor
determinante formal
el que radica en la estructura del idioma. Así,
por ejemplo, el adjetivo atributivo en alemán se halla siempre ante-
puesto al sustantivo: ,,indogermanische Sprachen” (lenguas
indogermánicas); no es posible elegir otra ordenación. A este tipo
pertenece también la falta de diferenciación desinencial que en oca-
siones restringe las posibilidades de ordenación. Por ejemplo, pode-
mos elegir entre “un estudio básico de medicina” y “un estudio de
medicina básico”; pero si en lugar del sustantivo masculino de este
ejemplo usamos uno femenino, tal elección ya no es posible por la
falta de una desinencia para el genitivo: “una investigación básica de
medicina” es la única alternativa, ya que en “una investigación de
medicina básica” se entiende el adjetivo concertado con el nombre
que lo antecede. Por último, a la clase de factores formales pertene-
cen ciertas ordenaciones rígidas sancionadas por el uso, así:
res
publica
,
pater familias
,
tanto opere
(república, padre de familia, con
tanto trabajo), etc. Estas especies de fórmulas existen naturalmente
también en castellano: la pura verdad, rara vez, buena suerte; y en
alemán:
gnädiger
2
Herr=
“señor”, en alocuciones,
eine ganze Weile
(un buen rato).
El
factor determinante semántico
se refiere al cambio de sig-
nificado que experimenta un grupo de palabras según el orden que
tengan. Así, tanto en latín como en castellano, el adjetivo atributivo
en general puede ir antepuesto o pospuesto al sustantivo (posiciones
subjetiva y objetiva, respectivamente)
3
. Hay casos en que no es posi-
ble elegir entre estos matices debido a la diferencia fundamental de
significado que toman una y otra ordenación. Así, son bien conocidos
los casos como “pobre hombre” y “hombre pobre”, “un triste espec-
táculo” y “un espectáculo triste”, “una nueva casa” y “una casa
nueva”, “cualquier mujer” y “mujer cualquiera” y “summus mons” y
“mons summus”, (“la cima del monte”, “el monte más alto”), “praetor
urbanus” (“pretor urbano”) y “urbanus praetor” (“pretor espiritual”).
2
La palabra
gnädig
en alemán significa, entre otras cosas: clemente, misericordioso; favora-
ble, propicio. Cf. Slaby R. J,. Grossmann R.,
Diccionario de las lenguas española y
alemana,
C. Illig, Herder Verlag, 1975, s. v.
gnädig.
´
3
Cf. Gili Gaya S.
Curso superior de sintaxis española
, Edit. Bibliograf, Barcelona 1964,
pág. 85-86.
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE ESPAÑOLA…
67
Excluidos todos los factores que fijan la ordenación de algunos
elementos oracionales, queda un cierto grado de libertad para colocar
los elementos restantes. Ahora bien, dentro de esta flexibilidad
gramaticalmente posible no es absoluta la libertad en la ordenación.
Parece ser que cada una de las lenguas señaladas, ante la posibilidad de
elegir, tiende a una ordenación más o menos característica, en que se
expresa el cuño, el espíritu propio del idioma. Justamente en este
sentido hemos usado el concepto de frase, en correspondencia con la
cuarta y quinta acepción que da el
Diccionario de la Lengua Española,
de la Real Academia Española, respectivamente: “Modo particular de
una lengua o uso que de ella hace un escritor u orador” e “Índole y
aire especial de cada lengua”
4
. Está fuera de nuestro alcance analizar
los factores que determinan esas tendencias; los podríamos llamar
factores estilísticos, como lo sugiere Jules Marouzeau, al indicar que
las ordenaciones de alguna manera obligatorias no interesan a la esti-
lística, por la imposibilidad de elegir: “Un orden impuesto, sin variante
posible, no interesa al estilo, puesto que no admite elección”
5
. En todo
caso, no son factores propiamente gramaticales. Así, por ejemplo, la
oración “un trabajo de gramática estoy preparando” es extraña al espa-
ñol no porque se infrinja alguna norma gramatical, sino porque no
tiene el ritmo espontáneo de la frase castellana (nótese lo natural que
resulta la oración si el verbo se pone en primer lugar).
En la
Gramática de la Lengua Española
, la Real Academia
señala que el castellano pertenece a los idiomas descendentes
6
, es
decir, en que los vocablos se ordenan de manera que cada uno deter-
mina al que le precede, o dicho de otro modo, en orden decreciente
de importancia.
Indica además que el latín y el alemán ofrecen construcciones
mixtas y que otras lenguas son ascendentes.
El propósito de este estudio es analizar la frase latina, española
y alemana según los conceptos de ordenaciones antes enunciados.
I)
LA FRASE LATINA
La riqueza en inflexiones del latín permite un grado extraordinaria-
mente alto de flexibilidad en la ordenación de los vocablos. Como
4
Diccionario de la Lengua Española
, Real Academia Española (2001), s. v.
frase
.
5
“Un ordre imposé, sans variante possible, n’intéresse pas le style, puisqu’il ne comporte pas
de choix”. Marouzeau, J.,
Traité de stylistique latine
, Société d’Editons “Les belles Lettres”,
Paris, 1970, pág. 322.
6
Cf
. Gramática de la Lengua Española
, Real Academia Española, Edit. Espasa-Calpe, Ma-
drid, 1959, pág. 155, nota (2).
68
CLAUDIA CHUAQUI FARRÚ
dice el gran lingüista alemán Hermann Menge: “El orden de las
palabras en la lengua latina, en la que la relación gramatical de las
palabras se reconoce fácilmente por las flexiones, es mucho más
móvil y libre que en los idiomas modernos”
7
.
Es tal la libertad del latín en cuanto al orden de las palabras, que
incluso las construcciones más comunes de esta lengua no son posi-
bles ni en alemán ni en castellano:
Acerrimo vir
ingenio
= “Un varón de ingenio agudo (fino, sutil, acérri-
mo)”. Literalmente: “De agudo un varón ingenio”.
Huius auctoritatem loci
= “La autoridad de este lugar”. Literalmente: “De
este autoridad lugar”.
Omnes omnium
temporum imperatores
: “Todos los emperadores de todos
los tiempos”. Literalmente: “Todos de todos los tiempos emperadores”.
Mea fuit semper haec
in hac
re voluntas:
“Siempre fue esta mi voluntad
en este asunto”. Literalmente: “Mía fue siempre esta en este asunto volun-
tad”.
Atrox Romanorum ad Cannas clades
8
: “La atroz derrota de los romanos
en Canas”. Literalmente: “La atroz de los romanos en Canas derrota”.
Ello sucede a veces a tal extremo que el propio Quintiliano
reprocha a Virgilio la
mixtura verborum
que ofrecen algunos de sus
versos
9
. Casi podría decirse que por regla la ordenación parece capri-
chosa incluso en la prosa:
Ad mortem te Catilina duci iussu consulis iam pridem oportebat…
Catilinam orbem terrae caede et incendiis vastare cupientem nos consules
perferemus?
10
“Ya tiempo ha debía habérsete conducido a la muerte por mandato del
cónsul, Catilina”.
“¿Toleraremos nosotros cónsules a Catilina deseoso de devastar el orbe
terráqueo con matanza e incendios?”
7
“Die
Wortstellung
(Ordo verborum) ist in der lateinischen Sprache, in welcher sich die
grammatische Beziehung der Wörter aus deren Flexionsendungen leicht erkennen läßt, weit
beweglicher und freier als in den neueren Sprachen”. Menge, H.,
Repetitorium der lateinischen
Syntax und Stilistik
, Gottschalksche Verlagsbuchhandlung, Leverkusen, 1953, pág. 535; cf.
también Eisenhut, W., óp. cit., pág. 26.
8
Cf. Menge, H, óp. cit., pág. 356, nota 1.
9
Marouzeau, J., óp. cit., pág. 322.
10
Cicerón,
Catilinaria
I, 2, 3; citado por Eisenhut, W.,
Die Lateinische Sprache
, Ernst Heimeran
Ve rlag, München, 1970, pág. 215.
SOBRE EL ORDEN DE PALABRAS EN LA FRASE ESPAÑOLA…
69
Pero lo caprichoso es solo aparente. ¿Qué tendencias se mani-
fiestan dentro de este orden tan libre? Esencialmente, la tendencia
retórica, de ahí el alto valor estético de la frase latina, aparte de su
precisión y concisión.
“Para Cicerón y Quintiliano, hablar latín es en primer lugar saber gober-
nar su lengua, su soplo y su voz: ‘Para que hablemos latín… se deben
moderar la lengua, la respiración y el sonido mismo de la voz’”
11
.
Cabe citar aquí las palabras de Nietzsche:
“Este mosaico de palabras, donde cada palabra como sonido, lugar y
concepto deja fluir su fuerza a izquierda y derecha y pasando por sobre el
todo; este mínimo en extensión y número de los signos, este máximo
alcanzado con ello en energía de los signos, todo esto es romano y, si se
me quiere creer, elegante por excelencia”
12
. Así, son posibles una amplísi-
ma variedad de ritmos y figuras literarias, todas tendientes a la perfección
estética del discurso (H. Menge habla de ,,ein kunstmaßïg gebautes
Gefüge”,
13
“un período construido artísticamente”).
Los siguientes versos de Horacio dan una idea de ello
14
:
Aequam memento rebus in arduis
servare mentem, non secus in bonis
ab insolenti temperatam
laetitia, moriture Delli.
Un intento de traducción podría ser:
“Recuerda conservar la mente equilibrada
en las situaciones difíciles, en las favorables
no de otro modo temperada por la
desacostumbrada alegría, tú Delo que vas a morir”.
11
“Pour Cicéron et Quintilien, parler latin, c’est d’abord savoir gouverner sa langue, son
souffle et sa voix: ‘Ut latine loquamur…lingua et spiritus et vocis sonus est ipse moderandus’
(
De orat.
III, 40).” Marouzeau, J., óp. cit., pág. 1-2.
12
,,Dies Mosaik von Worten, wo jedes Wort als Klang, als Ort, als Begriff nach rechts und
links und über das Ganze hin seine Kraft ausströmt, dies Minimum in Umfang und Zahl der
Zeichen, das damit erreichte Maximum in der Energie der Zeichen, das alles ist römisch
und, wenn man mir glauben will, vornehm par excellence.” Nietzsche, F.,
Götzendämmerung
,
Was ich den Alten verdanke
. En
Nietzsches Werke
. Verlag ,,Das Bergland-Buch”, Salzburg,
1952, Tomo II), pág. 964.
13
Menge, H., óp. cit., pág. 363.
13
Odas
, II 3, transcritas por Eisenhut, W., óp. cit., pág. 243.
14
Odas
, II 3, transcritas por Eisenhut, W., óp. cit., pág. 243.